El premio nacional de Literatura Volodia Teitelboim, en su novela histórica Hijo del Salitre, escrita en 1952, narra los momentos inmeditamente después de ocurrida la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, donde su protagonista Elías Laferte, es testigo presencial.
"Llegaron al centro. No se podía pasar. Debían alcanzar a la plaza. El ejército lo impedía. En la calle amunátegui vio que sacaban unos heridos boca abajo. Los muertos eran cargados en los carretones de la basura. Como los repletaban en exceso, caían a menudo al suelo y era menester reacomodarlos mejor. Se confundían los cadáveres de los niños, de las mujeres y de los varones adultos. Estos asustaban, en particular, por la colección superpuesta de zapatos mezclados a la cabeza. Elías estaba mirando los pies y divisó perpendicularmente un hombre alto, uniformado de bombero, que ayudaba a arrojar cadáveres a los carretones. Trabajaba incansable. Cada cinco segundos, las manos puestas en algún cuerpo, se interrumpía para volverse a los soldados y dar órdenes con acento inglés.
- ¡Los heridos al hospital! - le preguntó su tío Alfredo -. Tu patrón.
- No; no lo he visto nunca, en mi perra vida ...
- ¡Sí! ¡Es tu patrón! El gringo Jhon Lockett (*), el dueño de Ramirez y San Lorenzo. ¡Oye! Quería decirte una cosa, Elías. ¡Ten cuidado! Los soplones y los jefes de oficina están pasando los nombres de los revoltosos. "
Página 307, Hijo del Salitre, Volodia Teitelboim, editorial Lom ediciones, diciembre de 1996.
(*) Personaje de la vida real, en ese entonces Capitán de la Séptima Compañía de Bomberos Tarapacá, además de ser uno de los socios de Lockett & Bros Co., con casa matriz en Liverpool, Inglaterra.
